Creo que todos estamos algo furiosos y decepcionados con este anuncio. Que Facebook haya comprado Oculus por la nada tonta suma de 2 mil millones de dólares (el 'billion' anglosajó no es como nuestro billón, por cierto) es un pequeño palo para los que queríamos que la tecnología ahora capitaneada, entre otros, por un genio de la programación como John Carmack, se centrara en nuestro campo. Probablemente, ya no vaya a ser así, al menos con Oculus Rift.
Facebook quiere Oculus para no quedarse fuera de juego de nuevo y tener que sacar de nuevo la chequera cuando la cosa se ponga realmente cruda. Es mejor pagar 2 mil millones por una posibilidad que 20 mil millones por un hecho: que la compañía no tiene la voz cantante en el mundo de la mensajería instantánea. Así que veámoslo como algo bueno: esta compra hará posible, realmente, que usemos la realidad virtual en el futuro.
El problema es que lo haremos bajo las condiciones de Facebook. Si el New York Times ya cita a una fuente que asegura que Facebook pretende cambiar el nombre y poner su logo al aparato de Oculus, ¿qué pasará en cuanto a software e interfaz? Esta pregunta no sería tan peliaguada si existiera ya una idea concreta y real de lo que es la realidad virtual en cuanto a interfaz de usuario, menús, opciones y todo eso, pero no es así. ¿Sabéis cómo será la RV? Como Facebook quiera.
Ese es realmente el problema de este entuerto, que Facebook tiene la posibilidad de condicionar una tecnología que puede ser importante. Entiendo que el miedo a la compañía de Zuckerberg es muchas veces exagerado, pero nunca está demás tener al círculo tecnológico de Silicon Valley porque entre los robots de Google y esto, nos estamos acercando peligrosamente a esos futuros distópicos que tanto molan en el cine/comic/videojuego pero que llevados al mundo real...bueno.
Es probable que Oculus empiece a desviar su atención del mundo que nos ocupa. Ya en la nota de prensa sobre su compra lo dejan claro: un futuro más social, no un futuro con videojuegos diferentes ni nada de eso. Al menos, la competencia está ahí: Valve está preparando su tecnología, que muchos de los que la han probado ya alaban, y Sony ha anunciado su cascos para PS4. Esto también es algo bueno: ahora tendrán que matarse con más saña para dominar el mercado del videojuego.
Así que paranoias de Me gusta en la cara y demás al margen, estemos simplemente ojo avizor con cómo Facebook se mete en esto. Tienen ahora más peso que nadie en el futuro de la realidad virtual, aunque por mucho que queramos, es eso, futuro (quizá 2 o quizá 5 años); y no temamos tampoco lo que está por venir, no tiene por qué ser malo. O sí, pero quizá sea un mal necesario, como lo es hoy Facebook.
Yo, por ahora, solo lamento que los que apoyaron con mucho dinero el Kickstarter de Oculus Rift no vayan a ver un porcentaje de su inversión recompensado por Facebook. Anda que no deben estar muchos rabiando por ello...
